google.com, pub-9798912251008495, DIRECT, f08c47fec0942fa0 EL DRAGON DORADO: LUGARES MAGICOS

domingo, 7 de marzo de 2010

LUGARES MAGICOS

Existen lugares mágicos, de eso no me cabe duda y este fin de semana he estado en uno de ellos, en unos dias de lluvia que han hecho aflorar todo el encanto de la zona, me estoy refieriendo a un pequeño pueblecito de la sierra de Huelva, Almonaster la Real, situado en pleno corazón de la sierra de Aracena y Picos de Aroche.


Dudé mucho si ir o no hasta última hora, el viernes por la tarde estaba diluviando, viento y agua en grandes cantidades, la verdad es que era mejor quedarse en casa, eso era lo que decía el sentido común. Además la carretera en el tramo final no es nada buena, angosta, cerrada y con muchas curvas, hay tramos donde solo cabe un coche.




Finalmente me decidí, sobre todo porque era motivo de trabajo y aunque podía faltar, mi sentido de la responsabilidad no me dejaba la conciencia en paz. Así que cogí el coche y me puse cómodo, el viaje fua ameno, sobre todo porque lo hacía con un compañero y amigo, charlamos , reimos y llegamos sobre las 19:00 horas a Almonaster.


Almonaster es un típico pueblo de la serrania, rodedado de montes y situado en la ladera de uno de ellos, desde abajo se vislumbra un edificio majestuoso, una mezquita del siglo XI-XII, reminiscencia de un pasado arabe, que enorgullece a todo la región y que asombra a extraños.


Yo ya conocía el lugar, había estado allí varias veces, de niño y luego en la juventud, pero aquellas noche había algo especial en el ambiente, es algo que se percibe con un sexto sentido, comenzaba la jornada laboral, pero no pude evitar escapar y subir hasta la mezquita, mientras la noche iba cayendo, la bruma se hacía cada vez más espesa y andar por aquellas empinadas calles de piedra se hacía más dificil.


Al poco rato llegamos al edificio, que si bien no era muy grande, impresionaba por su sobriedad y majestuosidad, una nave grande , rodeada de varias pequeñas, iluminadas por una tenue luz. Justo al llegar arriba cayo la noche, las nubes se convirtieron en una niebla que rodeó rápido al pueblo, la montaña y a la mezquita.

Desde lo alto de la mezquita pude comtemplar un momento mágico, dificil de olvidar, el pueblo quedaba en la lejania, pequeñas casas blancas rodeadas de bruma, la luz de la noche que nos envolvía y algunos destellos de bombillas que iluminaban escasamente las calles, fue entonces cuando entendí que estaba presenciando una de las estampas más bellas que jamás había contemplado, una imagen que recordaría para siempre.

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